Atrincherarse en Benedetti,
sintiendo la ruina, la decadencia, en cada poro de la piel su poesía,
la triste melodía de estos días que me dicen que quizá es Bukowski el que susurraría en mi oido aquello de ''Y nadie encuentra al otro, pero siguen buscando. De cama en cama.'' Y entonces llega Mario con sus lindas reflexiones y me dice:
''¿Qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de paciencia y asco?
¿Sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros
¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?
les queda respirar/ abrir los ojos
descubrir las raíces del horror
inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte
esa loca de atar y desatar
¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?
también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe
tender manos que ayudan/ abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno
sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines del pasado
y los sabios granujas del presente.''
Rush of Nicotine
Dicen que la poesía salva a las almas del peligro.
sábado, 10 de mayo de 2014
lunes, 2 de diciembre de 2013
.
Me fallan las piernas, los cálculos mentales, y las ganas de ver amanecer.
Me fallan los días, me faltan las noches, me sobran los huecos, y las ganas de matar.
Melodías decadentes y colillas, y pestillos, y muros, y basura, y ganas de morder.
Y querer romper bisagras, y querer desfallecer.
Me fallan los días, me faltan las noches, me sobran los huecos, y las ganas de matar.
Melodías decadentes y colillas, y pestillos, y muros, y basura, y ganas de morder.
Y querer romper bisagras, y querer desfallecer.
domingo, 6 de octubre de 2013
Sin argumento.
No pasa nada, hace mucho que tengo frío ahí dentro. Que las palabras no me sirven ni si quiera de alimento. Que los hechos tampoco; que no tengo corazón, pero sí mucha coraza y poco aliento.
Que nunca nadie dijo un "Te quiero" del todo sincero. Que no he inventado nada nuevo.
Que escribo porque poco a poco muero, porque no puedo. Porque aunque poco, revivo a cada letra para después volver a morir de golpe seco. Porque no puedo.
Y su sonrisa, aunque rastrera, dice cosas que tú ya no dices. Dice que no tenga miedo, que ese invento al que llaman amor existe. Que lo voy a encontrar. En la esquina de la calle dónde cruza la locura con las ganas de vivir.
Que nunca nadie dijo un "Te quiero" del todo sincero. Que no he inventado nada nuevo.
Que escribo porque poco a poco muero, porque no puedo. Porque aunque poco, revivo a cada letra para después volver a morir de golpe seco. Porque no puedo.
Y su sonrisa, aunque rastrera, dice cosas que tú ya no dices. Dice que no tenga miedo, que ese invento al que llaman amor existe. Que lo voy a encontrar. En la esquina de la calle dónde cruza la locura con las ganas de vivir.
viernes, 2 de agosto de 2013
Dice el invierno que tiene miedo al sol.
Yo ya no sé escribir, y tampoco es que lo quiera.
Porque la primavera no dijo nunca nada,
y el invierno es el que siempre,
a pesar de ser así de huraño y frío, dice.
Me dice que va a llegar,
que me deje de chorradas y no escriba.
Que la vida gris no es tan difícil.
Que la gente no entiende la tristeza de la lírica.
Que los pasos de la mano con cualquiera cuestan menos,
pero no dejan lugar a sorpresas.
Sorpresas que evitamos, por miedo a la tristeza.
Y me pierdo poco a poco por entre los versos sin sentido.
Y me siento del revés,
como la traya que escupo,
como el aliento vacío de aquel ayer reconstruido,
como Miguel Hernández, alimentando lluvias, caracolas y órganos, mi dolor sin instrumento.
Y no me reconozco cuando digo, que ya no creo en lo que escribo.
Y supongo que se llama madurez,
o simplemente he desistido.
Desistido en creer que la vida
es fácil si queremos.
Queremos tanto y tenemos tan poco.
Y supongo que quizá ahí resida el secreto.
No esperar nada, para después pensar que lo recibes todo, sin preceptos.
Porque la primavera no dijo nunca nada,
y el invierno es el que siempre,
a pesar de ser así de huraño y frío, dice.
Me dice que va a llegar,
que me deje de chorradas y no escriba.
Que la vida gris no es tan difícil.
Que la gente no entiende la tristeza de la lírica.
Que los pasos de la mano con cualquiera cuestan menos,
pero no dejan lugar a sorpresas.
Sorpresas que evitamos, por miedo a la tristeza.
Y me pierdo poco a poco por entre los versos sin sentido.
Y me siento del revés,
como la traya que escupo,
como el aliento vacío de aquel ayer reconstruido,
como Miguel Hernández, alimentando lluvias, caracolas y órganos, mi dolor sin instrumento.
Y no me reconozco cuando digo, que ya no creo en lo que escribo.
Y supongo que se llama madurez,
o simplemente he desistido.
Desistido en creer que la vida
es fácil si queremos.
Queremos tanto y tenemos tan poco.
Y supongo que quizá ahí resida el secreto.
No esperar nada, para después pensar que lo recibes todo, sin preceptos.
martes, 28 de mayo de 2013
Searching for Soulmates.
Y me dejé llevar, y no pensé en las consecuencias.
Dejé fluir la vida entre los dedos de los pies.
Y sonreí de lado, preguntándome si no lloramos a veces por reír, y reímos a veces por llorar.
Porque en el fondo sólo buscamos un alma amiga, que nos arrope en noches frías de primavera.
Un alma que mire y entienda, que sin palabras demuestre que merece la pena.
Y ansiamos tanto ese querer, ese estar a gusto sin quererlo si quiera, que buscamos donde no debemos la respuesta a las preguntas que se nos plantean.
Y a veces preguntamos demasiado a la vida, cuando a ella es muda y silenciosa y tan sólo sabe hablar el idioma de las sutilezas.
Y somos ciegos muchas veces, ignorando las certezas que se nos plantan frente a la mirada esquiva y distraída, parca en destreza.
Y somos tontos por pensar que la existencia es insípida y vacía.
Y tan sólo esperamos a que ese alma que tanto ansiamos llegue y nos rescate del abismo,
nos abra los ojos al mundo vivo y nos empuje a que la nuestra viva.
Dejé fluir la vida entre los dedos de los pies.
Y sonreí de lado, preguntándome si no lloramos a veces por reír, y reímos a veces por llorar.
Porque en el fondo sólo buscamos un alma amiga, que nos arrope en noches frías de primavera.
Un alma que mire y entienda, que sin palabras demuestre que merece la pena.
Y ansiamos tanto ese querer, ese estar a gusto sin quererlo si quiera, que buscamos donde no debemos la respuesta a las preguntas que se nos plantean.
Y a veces preguntamos demasiado a la vida, cuando a ella es muda y silenciosa y tan sólo sabe hablar el idioma de las sutilezas.
Y somos ciegos muchas veces, ignorando las certezas que se nos plantan frente a la mirada esquiva y distraída, parca en destreza.
Y somos tontos por pensar que la existencia es insípida y vacía.
Y tan sólo esperamos a que ese alma que tanto ansiamos llegue y nos rescate del abismo,
nos abra los ojos al mundo vivo y nos empuje a que la nuestra viva.
domingo, 19 de mayo de 2013
''De mariposas a gusanos.'' por Cata Aróstegui
De los gusanos, salen mariposas.
Y nunca pensé que esas mariposas,
que se sienten tan dentro,
comerían mis entrañas,
reduciéndome a un cuerpo que sólo respira,
por seguir echándole de menos.
Y es su pasividad lo que me descoloca,
me desordena como a un puzzle,
que ha perdido ya demasiadas piezas,
para conservar los colores de sus dibujos,
reduciéndome a un cuerpo que sólo respira,
por intentar echarle de más.
De mariposas a gusanos...
Y qué locura la mia,
intentar romper esta cadena evolutiva
con la misma facilidad con la que él,
rompe todos mis esquemas.
Y te busco,
en el pasado en el presente y en el futuro
y me revienta...
Que el mañana,
cuando se personifica
es muy rastrero.
Y el pasado,
cuando lo hace,
es demasiado acaparador.
Pero el presente nunca satisface,
no nos damos cuenta,
de que este presente,
mañana sera ese pasado
que tanto nos seduce.
Pero lo que más atrapa,
es buscarte en los tres putos tiempos,
como quien pasea por la fina línea,
que separa la realidad del sueño.
Haciendo equilibrios
para no caer en la soledad más cruel
por esa línea tan frágil como mi aliento,
Y mi aliento,
ya no remueve las hojas de los árboles,
ni tampoco revuelve su conciencia,
ni apaga esas llamas, que son pequeñas
pero que, joder, lo que queman...
Ni siquiera calientan mis manos,
como lo hacían sus caricias,
ni enfría el café por las mañanas.
Mi aliento ya,
no tiene otro fin que el de susurrar
estos versos sin sentido.
Por que, ¿de qué sirve el sentido
si no es el del gusto,
para provar nuevas utopías?
Ni siquiera calientan mis manos,
como lo hacían sus caricias,
ni enfría el café por las mañanas.
Mi aliento ya,
no tiene otro fin que el de susurrar
estos versos sin sentido.
Por que, ¿de qué sirve el sentido
si no es el del gusto,
para provar nuevas utopías?
martes, 7 de mayo de 2013
Que no todo duela más...
Y muchas veces, estuvimos solos.
Los días, sosegados pero a la vez vacíos
Diciendo que éramos algo que realmente no somos.
Pero esta noche no, esta no.
Somos dueños de esta historia y de un pequeño pedacito de universo medio en ruinas, descosido bajo las miradas frías.
Y muchas veces, no entiendo del todo lo que dices.
Pero tus ojos dicen ''Ven'' y yo no opongo resistencia a esos matices.
Me dejo llevar por el compás que marcan tus delirios.
Me dejo atrapar en el sabor de tus versos líricos.
Porque, al fin y al cabo, somos dueños de una historia que se borra y se reescribe demasiadas veces, de noches en un nicho que nos oprime.
Y lo único que me salva es tu aliento en mi oído,
susurrándome palabras que desafían el peligro.
Alentándome a que siga blandiendo batallas contra muros de cristal.
Sin quererme, pero haciendo, que no todo duela más.
miércoles, 1 de mayo de 2013
De cuando nos pusimos perdidos a versos.
Te miro. Me miras. Bajo la vista y te sonríes.
Me muero, del gusto; cuando me observas y te ríes.
Y lentamente tus pupilas, jugando a desvestirme sin tabúes.
Trazando caminos tus dedos, por la curva de mis raíles.
Te crees Delibes, jugando con palabras;
cuando realmente no sabes ni de lo que escribes.
No tengo miedo al miedo, pero si al frío
de esos abrazos que se dan cuando el corazón está desprevenido.
Y lentamente tus caricias, jugando como niñas entre mis cosquillas.
Haciendo de mis vidas, delicias de noches y días.
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